Un informe “perdido” expone el
genocidio de los indígenas brasileños
Un histórico informe que
detallaba las espeluznantes atrocidades cometidas contra los indígenas de
Brasil en los años 40, 50 y 60 ha vuelto a aparecer 45 años después de haber
sido supuestamente “destruido” en extrañas circunstancias por un incendio.
Las
atrocidades cometidas contra los Cinta Larga se detallan en el Informe
Figueiredo. Tras disparar a su bebé, los asesinos cortaron a la mujer por la
mitad. © Survival
El
“Informe Figueiredo” fue un encargo del ministro del Interior en 1967 y generó
una ola de indignación internacional al revelar los crímenes contra la
población indígena de Brasil a manos de poderosos terratenientes y el propio
Servicio de Protección Indígena (SPI) del Gobierno. El informe llevó dos años
más tarde a la fundación de la organización de derechos indígenas Survival
International.
El
documento, de 7.000 páginas, fue recopilado por el fiscal Jader de Figueiredo
Correia, y detallaba los asesinatos en masa, las torturas, la esclavitud, la
guerra bacteriológica, los abusos sexuales, el robo de tierras y el descuido
generalizado contra la población indígena de Brasil. Algunas tribus fueron
completamente erradicadas como resultado de estas prácticas, y otras resultaron
diezmadas.
El
informe fue re-descubierto recientemente en el Museo del Indio de Brasil y será
considerado por la Comisión Nacional para la Verdad de Brasil, que investiga
las violaciones de derechos humanos que tuvieron lugar entre 1947 y 1988.
Entre
los atroces ejemplos recogidos en el informe, se describe la “masacre del
paralelo 11”, en la que se arrojó dinamita desde un pequeño avión sobre una
comunidad de indígenas “Cinta Larga”. Treinta indígenas murieron, y solo dos
sobrevivieron para contarlo.
Otros
ejemplos incluyen el envenenamiento de cientos de indígenas con azúcar mezclada
con arsénico, y brutales métodos de tortura como aplastar lentamente los
tobillos de las víctimas con un instrumento conocido como el “tronco”.
Las
averiguaciones de Figueiredo generaron una ola de indignación internacional. En
1969, en un artículo titulado ‘Genocidio’ que apareció en el Sunday Times
británico, el cronista Norman Lewis escribió: “Desde el fuego y la espada al
arsénico y las balas: la civilización ha enviado a seis millones de indígenas a
la extinción”. El artículo motivó a un pequeño grupo de ciudadanos preocupados
a fundar Survival International ese mismo año.
Como
resultado del informe, Brasil inició una investigación judicial en la que 134
funcionarios fueron acusados de más de 1.000 crímenes. Treinta y ocho de ellos fueron
despedidos, pero ninguno fue a la cárcel por las atrocidades.
El
SPI fue posteriormente desmantelado y reemplazado por FUNAI, la Fundación
Nacional del Indio de Brasil. Sin embargo, a pesar de que largos tractos de
tierra indígena han sido desde entonces demarcados y protegidos, los pueblos
indígenas de Brasil continúan luchando frente a la invasión y la destrucción de
sus tierras por los madereros, ganaderos y colonos ilegales, y la pérdida de
tierras debido al agresivo programa de crecimiento del Gobierno, que planea
construir decenas de grandes presas hidroeléctricas y abrir sus territorios a
la minería a gran escala.
El
director de Survival International, Stephen Corry, ha declarado hoy: “El
informe Figueiredo es una lectura desagradable, pero, a pesar de ello, nada ha
cambiado: cuando se trata del asesinato de indígenas, sigue reinando la
impunidad. Los pistoleros continúan asesinando a indígenas rutinariamente, a
sabiendas de que hay poco riesgo de acabar en los tribunales; ninguno de los
asesinos responsables de matar a tiros a líderes guaraníes y makuxíes ha sido
encarcelado por sus crímenes. Es difícil no sospechar que el racismo y la
avaricia son la raíz del fracaso de Brasil a la hora de defender las vidas de
sus ciudadanos indígenas”.
Publicado
por Suvirval
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