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sábado, 13 de febrero de 2010


Entrevista a Julio Cesar Centeno, catedrático de la ULA (Iparte)
“Pueblos indígenas suramericanos se encuentran INDEFENSOS ante la biopiratería”
Más del 75% de los recursos genéticos del planeta se encuentra en los países en desarrollo. Pure World Botanicals y Biotics Research Corporation disputaron patentes sobre la maca, parte de la dieta y farmacología de los indígenas peruanos por siglos.


Leonel López
Guajira
Los casos sobre la usurpación ilegal de los conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas, además de la apropiación sistemática por parte de países industrializados y transnacionales farmacéuticas de los recursos naturales que por miles de años han sido armoniosamente utilizados por las poblaciones autóctonas se multiplican a lo largo de todo el continente amerindio.
La biopiratería se ha convertido en un lucrativo negocio para los llamados “países desarrollados”, y cual fieras hambrientas, se abalanzan y desgarran las venas virginales de este paraíso llamado América del sur. Tal como lo expone Julio Cesar Centeno, experto ambientalista venezolano y profesor de la Universidad de Los Andes (ULA), Naciones Unidas calcula las ganancias de este robo indiscriminado de las riquezas naturales en más de 30 mil millones de dólares anuales “sólo a partir del uso farmacológico de plantas medicinales”. Es decir, que sólo se revela una mínima cantidad del botín.
1) Dr. Centeno, ¿podría compartirnos una explicación breve sobre qué es la biopiratería?
- La biopiratería comprende tanto la apropiación de los recursos biológicos y genéticos de los países en desarrollo, particularmente los países ricos en bosques tropicales, como la apropiación de los conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas relacionados con dichos recursos. Para legalizar la usurpación se procede al registro de patentes, las cuales son luego protegidas por los convenios multinacionales o bilaterales sobre los derechos de propiedad intelectual, a su vez impuestos por los países y empresas usurpadoras al resto del mundo.
2) ¿Cuál es su balance de la situación de los pueblos indígenas, frente a la biopiratería?-Los pueblos indígenas suramericanos se encuentran prácticamente indefensos ante la biopiratería, actividad nefasta generada por intereses estratégicos, económicos y políticos de las empresas transnacionales y los gobiernos de los países de donde provienen.
Mas del 75% de los recursos genéticos del planeta se encuentra en los países en desarrollo, asociados principalmente a los bosques tropicales naturales, la mitad de los cuales se encuentran en la Amazonia y la Orinoquia suramericana.
Los países industrializados de Norteamérica y Europa son, en la actualidad, lamentablemente pobres en recursos genéticos. Esta situación es consecuencia de las prácticas depredadoras y destructivas de los recursos naturales, característica de sus modelos de desarrollo.
La humanidad se encuentra a la vez en una etapa de transición de la época de la electrónica a la época de la genética. El patrimonio genético de los países tropicales, en particular el de los países amazónicos, es así una de sus principales riquezas estratégicas, económicas y políticas. No debe así sorprendernos que se haya desatado una poderosa y muy bien articulada estrategia, por parte de los países más poderosos del planeta y sus empresas transnacionales, para apoderarse de esta fabulosa riqueza natural.
3) ¿Para usted, qué áreas afecta la usurpación?
- Las empresas multinacionales se encuentran en una feroz competencia por patentar cualquier forma de vida o recurso genético que les sea permitido, frecuentemente apropiándose de lo que no les pertenece y despojando de sus derechos a los legítimos propietarios. Esto incluye patentes sobre plantas, animales, procesos biológicos y registros genéticos naturales, incluyendo fracciones genéticas de seres humanos.
El despojo se extiende también a conocimientos ancestrales de comunidades indígenas que puedan generar beneficios económicos, estratégicos o políticos para los usurpadores. Los usurpadores son normalmente empresas transnacionales, gobiernos, instituciones científicas o ambientalistas de países industrializados. Las víctimas son normalmente países en desarrollo y sus comunidades indígenas.


4) ¿Podría citar algunos casos de apropiación ilegal de conocimientos y recursos de comunidades indígenas que usted conozca?
Una institución norteamericana llamada International Plant Medicine Corporation patentó la Ayahuasca, una planta considerada sagrada por muchos pueblos indígenas de la Amazonia, utilizada por siglos en ritos espirituales y curativos. Fue patentada el 17 de junio de 1986 con el número 5.571 en la Oficina de Patentes y Registro de Marcas de Estados Unidos, a nombre de Loren Illar. La patente fue cancelada trece años después, tras un largo período de litigio en la capital de los Estados Unidos.
En 1994, dos presuntos científicos de la Universidad de Colorado patentaron la Quinua, un cereal muy rico en proteínas y que forma parte de la dieta de millones de indígenas y campesinos en los Andes suramericanos. Su composición protéica es superior a la del maíz, el arroz o el sorgo. La patente quedó registrada bajo el número 530471.
La empresa DuPont patentó en el año 2001 una variedad de maíz cultivada en México por generaciones. Estas patentes han logrado ser revocadas tras las denuncias de organizaciones indígenas, pero cientos de otras han pasado desapercibidas.
Dos empresas multinacionales, Pure World Botanicals y Biotics Research Corporation, han disputado patentes sobre la Maca, conocida también como el viagra natural. La Maca ha sido parte de la dieta y de la farmacología de los pueblos indígenas de los Andes peruanos por siglos. Sin embargo, a Biotics Research Corporation se le otorgó una patente en Estados Unidos, número US 6093421, de fecha 25-06-2000, para comercializar la Maca como propulsor de los niveles de testosterona. Mientras que Pure World Botanicals registró una patente en la Oficina Europea de Patentes, número 6267995, de fecha 31-07-2001, para comercializar la Maca con fines farmacéuticos.
La biopiratería se ha convertido en un robo sistemático de gigantescas proporciones.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estima que la industrial farmacéutica de los países industrializados genera un beneficio anual de 30.000 millones de dólares sólo a partir del uso farmacológico de planas medicinales de los países en desarrollo.

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