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martes, 29 de septiembre de 2009

Temas de frontera

Troncal del Caribe 06: la arteria rota por donde sangra la Guajira

Más de 30 accidentes fatales en lo que va de año por la mala vialidad. Ministerio de obras públicas anunció su rehabilitación.
Leonel López
Páez
Su recorrido desde la cabecera del puente sobre el río Limón hasta la zona fronteriza de Paraguachón es salida y, a la vez, entrada al país. Cerca de 80 kilómetros de pavimento soportaron sobre sus lomos una buena parte de la carga del viejo pacto andino, además de ser uno de los hilos que a duras penas sostiene la debilitada relación comercial entre Venezuela y Colombia. Más de un conductor sentirá pesar al transitar sobre su capa de rodamiento debido a las precarias condiciones en que se encuentra, recorrerla es considerado uno de los mayores riesgos en el municipio: se trata de la carretera troncal del caribe 06.
Accidentes con decesos de por medio, perjuicios al parque automotor, además de facilitar el asalto y robo de vehículos son algunas de las variables que se desprenden con cada hueco de la maltrecha vía interestatal, la cual ha sido tomada en varias ocasiones por las comunidades en señal de protesta sin recibir respuesta alguna como ellos mismos refieren.
Según Cesar González, director de protección civil en Páez, “el mayor de todos los riesgos en la Guajira es recorrer la troncal del Caribe. “Se trata del principal elemento con más alto indice de inseguridad por las condiciones en que se encuentra toda su capa de rodamiento, inclusive toda su orilla. Los transeuntes y conductores que circulan sobre ella corren un gran riesgo”, aseguró.
Indicó el representante de defensa civil que más de 80 kilómetros de carretera se encuentra en pésimas condiciones. “Desde el mes de enero para acá hemos contabilizado más de 30 accidentes fatales. Repito, para nosotros representa un gran riesgo en estos momentos la troncal del caribe”, reiteró.
Señaló González que los tramos más afectados se encuentran entre la cabecera del puente sobre el río Limón y Sinamaica, Las Guardias-Paraguaipo, así como también los trechos correspondientes a Makukutao, Moina, Arepeta, San Rafael y Paraguachón.
“En lo que respecta a la Alta Guajira, tenemos una vía un poco más segura pero no terminada, no reune todavía todas las condiciones pues no cuenta con iluminación, no tiene rayado, han ocurrido los más desastrosos accidentes. Hace poco tuvimos uno con 25 heridos y tres decesos”, recordó el director de protección civil.
Por su parte, Carmen Cambar, directora municipal de salud de Páez, afirma que en la troncal del caribe han ocurrido alrededor de unos 30 accidentes en los últimos tres meses. “Con certeza puedo decir que desde enero y en los últimos 8 meses se han generado unos 65 accidentes, causados en primer lugar por la ingesta alcohólica, exceso de velocidad y la mala vialidad”, enumera.
“En total, 52 personas han fallecido en accidentes de tránsito ocurridos en la troncal del caribe durante este año, el mal estado de esa vía ha contribuido en esas muertes", subrayó Cambar.
Mientras tanto, Julio Leal, director estadal del ministerio de obras públicas y vivienda (mopvi) a nivel del estado Zulia, anunció a PANORAMA que ya se trabaja en el levantamiento de un proyecto para la rehabilitación de la troncal del Caribe. “Uno como venezolano se siente apenado porque personas vengan de otros países por unas buenas vías y al llegar a Venezuela se consiguen con estas vías tan deterioradas. En esas condiciones es que recibimos la troncal del Caribe de manos del servicio autónomo de vialidad, saviez, y pasa ahora a manos del ejecutivo nacional, y ya se está adelantando el gran proyecto de la troncal del caribe que sería la solución definitiva a esta problemática”, dijo.
Por su parte, Lino Quintero, coordinador del consejo comunal Viento Bonito de Sinamaica, expresó que que como habitantes adyacentes a la troncal del Caribe, las condiciones que presenta la vía en estos momentos les afecta en gran manera. “La vía se encuentra muy deteriorada, hay muchos huecos y en varias ocasiones se han generado accidentes que han cobrado muchas vidas, han muerto personas de nuestra comunidad y también transeuntes”, manifestó.
Refirió Quintero que hace año y medio varios consejos comunales de la parroquia Sinamica tomaron la vía en señal de protesta. “Trancamos la vía por mas de una semana y en aquella oportunidad llegamos a un acuerdo con el saviez y la alcaldía de Páez, la alcaldía se comprometió a realizar un bacheo desde el puente sobre el río Limón hasta los Filuos, lo comenzó pero no lo terminó. En definitiva, la troncal del Caribe es una guillotina para todas las personas que tenemos la necesidad de pasar por allí”, subrayó.
Asimismo, Mairober Montiel, vocera principal del consejo comunal El Relampago, cataloga de “increible” la cantidad de accidentes que, según ella, ocurren a diario en la troncal. “ Lo peor de todo es que nosotros hacemos llamados a las instituciones que hacen vida dentro del municipio y siempre nos toman el pelo. Por tal razón hago un llamado al presidente Hugo Chávez para que sepa que a diario en el municipio Páez mueren personas por la mala vialidad, hoy precisamente están enterrando en el sector Bellavista una adolescente de 16 años que murió en un accidente de tránsito en la troncal del Caribe. Eso es lamentable.”, puntualizó Montiel.


Nota publicada en el diario PANORAMA 20-09-2009

martes, 22 de septiembre de 2009

Biopiratería

A propósito del día mundial de la propiedad intelectual este 26 de abril

Biopiratería: el impune robo de conocimientos indígenas
La ONU calcula en 30 mil millones de dólares anuales ganancias de industrias farmacéuticas. El negocio es camuflajeado tras oscuros sistemas de propiedad intelectual

Leonel López

500 años de después de la llegada de colonizadores al continente amerindio y de lidiar con la opresión europea, los pueblos indígenas no terminan de enfrentar una batalla cuando deben alistarse para otra. Tal como ocurrió a lo largo de cinco siglos cuando resistieron al exterminio de aquéllos bárbaros del viejo continente, ahora la ofensiva es para proteger el legado científico heredado de sus antepasados del robo despiadado perpetrado por un nuevo enemigo al acecho: la biopiratería.
El término con el que se define la apropiación y aprovechamiento ilegal de los conocimientos tradicionales y recursos biológicos de las comunidades aborígenes no pudo ser más acertado, pues precisamente el asalto y la usurpación eran tan propios de piratas y corsarios. A través de la biopiratería, grandes trasnacionales, poderosas farmacéuticas, y hasta gobiernos, han monopolizado ciencias autóctonas acumuladas por miles de años.
Valiéndose de registros de patentes y modernos sistemas de propiedad intelectual por medio de las cuales logran camuflar sus actividades, se han hecho de derechos exclusivos de unas cuantas recetas propias de la farmacología indígena, además de sus recursos.

Un negocio muy lucrativo
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estima que la industrial farmacéutica de los países industrializados genera un beneficio anual de 30 mil millones de dólares sólo a partir del uso farmacológico de plantas medicinales de los países en desarrollo, otras estimaciones indican que la biopiratería ha abonado alrededor de 4.5 billones de dólares anuales a multinacionales del norte del mundo.
Sin embargo, la investigadora y miembro del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (Grupo ETC), Silvia Ribeiro, nos muestra cifras diferentes al referir que el mercado de fármacos derivados de plantas, solamente en Estados Unidos, era de 68 mil millones de dólares anuales.
“De éstas, se estima que las tres cuartas partes están basadas en plantas que eran utilizadas antes por indígenas, lo que permitió su posterior "descubrimiento" por parte de empresas farmacéuticas”, reveló.
Según Ribeiro, la biopiratería sigue actuando y creciendo más allá de las negociaciones internacionales. “Aunque hay un cuestionamiento ético y político muy extendido a la biopiratería, los sistemas de propiedad intelectual siguen avanzando y tomando nuevos campos, por ejemplo a través de la convergencia con nuevas tecnologías, como la genómica y la nanotecnología (manipulación de los átomos y moléculas)”, expresó.
La representante del Grupo ETC en México, expone como ejemplo el caso del investigador Yang Mengjun, quien consiguió 900 nuevas patentes sobre hierbas usadas en la medicina china tradicional, alegando formulaciones nanotecnológicas de éstas.

El juego mental de las patentes
La cortina de humo para cubrir la biopiratería es precisamente el registro de patentes, no existe marco un marco legal a escala internacional que frene este tipo de actividades como refiere Silvia Ribeiro. “Realmente no lo hay, porque lo único que podría prevenir efectivamente la biopiratería sería que no se permitieran patentes ni sistemas de propiedad intelectual de ningún tipo”, argumentó.
Según ella, ni siquiera el Convenio sobre Diversidad Biológica impide la privatización, sino que solo establece el “reparto de beneficios”. “Esto es un sistema que favorece a las mismas empresas e instituciones biopiratas, ya que básicamente dice que aunque se privaticen los recursos o conocimientos, se pagará alguna ‘compensación’ por su uso”.
Sobre esa premisa, opina la investigadora que “el problema no es cuán grande o chica sea la compensación, sino que la contrapartida es que esos recursos y conocimientos puedan ser patentados o registrados para uso comercial”.
“Esto significa que ya nos trasladaron a su terreno, al mercado, a que los conocimientos y recursos indígenas y campesinos dejen de estar al servicio del bien común y pasen a ser mercancías. Entonces, además del robo de recursos y conocimientos, se roban el alma y el espíritu de los pueblos y comunidades indígenas. La biopiratería existe y es totalmente impune”, sentenció.

Saqueo en Venezuela
Para el catedrático de la Universidad de Los Andes, Julio Cesar Centeno, los pueblos indígenas suramericanos se encuentran prácticamente indefensos ante la biopiratería. Según él, más del 75% de los recursos genéticos del planeta se encuentra en los países en desarrollo. “No debe así sorprendernos que se haya desatado una poderosa y muy bien articulada estrategia, por parte de los países mas poderosos del planeta y sus empresas transnacionales, para apoderarse de esta fabulosa riqueza natural”, prevé.
Y en lo que respecta a Venezuela, Centeno considera que el reconocimiento de los derechos de las poblaciones indígenas en la constitución nacional, incluyendo el derecho sobre sus territorios ancestrales, “genera una estrecha relación entre biodiversidad, recursos genéticos y poblaciones indígenas”. Sin embargo, Venezuela ha sido, y continúa siendo, víctima de la biopiratería”, agregó.
“La nefasta presencia de la organización norteamericana Las Nuevas Tribus durante décadas en las selvas venezolanas contribuyó no solo a destruir el patrimonio cultural, mitológico y religioso de comunidades indígenas. Sirvió también para realizar exploraciones para la localización, identificación y cuantificación de recursos minerales y biológicos de carácter estratégico, así como para el saqueo de buena parte de los conocimientos ancestrales de las comunidades indígenas que sufrieron su presencia, recordó.

Caso Yanomami
Pero el saqueo de Las Nuevas Tribus no es el único cometido en territorio venezolano, pues según el especialista forestal Julio Cesar Centeno, otro caso paradigmático de usurpación ocurrió en 1998 cuando el ministerio del ambiente, bajo la administración del ex presidente Rafael Caldera, firmó un contrato con la Universidad Federal de Zurich, Suiza en el que otorga derechos de acceso a los recursos genéticos y a recursos "intangibles" del territorio Yanomami.
“Los –recursos-'intangibles' incluyen los conocimientos y prácticas ancestrales de las comunidades indígenas. Dicho contrato fue suscrito sin la debida notificación a las poblaciones Yanomami y sin su consentimiento”, explicó.
Relató el catedrático de la ULA que La entrega fue total, incluyendo el registro de patentes de comercio e industrialización. “Los posibles beneficios se reparten entre la Universidad Federal de Zurich y el Ministerio del Ambiente de Venezuela, que sólo se conforma con el 20 porciento de los derechos de regalías por patentes, comercialización e industrtialización de los productos o sustancias que se deriven de las investigaciones y descubrimientos del uso de los recursos genéticos otorgados, mientras que el 80 restante era para los suizos”, acotó.
Además de excluirlos del contrato, Centeno concluye que “el Ministerio del Ambiente, en representación ilegítima de todos los venezolanos, se hizo partícipe de un grotesco e inusitado despojo del conocimiento ancestral de las comunidades Yanomami”.
De esta manera, el último de los tesoros guardados en la memoria de los pueblos originarios empieza a ser desmembrado, capitalistas farmacéuticos, trasnacionales y hasta los gobiernos se apropian brutalmente de los conocimientos y recursos con los cuales el indígena ha podido sobrevivir en el planeta, por lo que su voz se deja escuchar de nuevo y hace eco por toda América Latina pidiendo salvar su legado cultural

Publicado en WAYUUNAIKI

Ecología


El peligroso negocio de la manipulación climática

Silvia Ribeiro*
La crisis climática se sienten ya en todas partes: lluvias abundantes y fuera de temporada, mayores sequías y en lugares donde no las había, más inundaciones, fríos y calores extremos, huracanes más fuertes y en nuevas regiones, pérdida de cosechas, devastación de ecosistemas…
Ante esto, las empresas y gobiernos que han causado el cambio climático impulsan propuestas cada vez más peligrosas, como la geoingeniería o manipulación voluntaria del clima.
Casi ningún gobierno y ninguna industria se plantea cuestionar las causas del calentamiento global: la agricultura industrial (monocultivos agrícolas y de árboles, pecuaria intensiva, uso de agrotóxicos) y el cambio de uso de suelo (incluyendo deforestación, desertificación, crecimiento urbano y carreteras) son los principales factores de cambio climático, seguidos por la industria automovilística y las emisiones de gases de efecto invernadero de las grandes industrias. Pero las propuestas a la mesa son manipulaciones de mercado (como el comercio de carbono, que no reduce un ápice las emisiones pero es un jugoso negocio empresarial); aumentar los monocultivos agrícolas y de árboles (causas principales del cambio climático); y nuevos remedios tecnológicos que tampoco servirán, pero de nuevo, son un negocio para las empresas que tienen las patentes sobre ellos.
La nueva carta del poderoso lobby petrolero, químico y de agronegocios es la geoingeniería. Estas industrias, sus científicos de alquiler y el gobierno de Estados Unidos, se han dedicado por décadas a negar que había cambio climático y por tanto, no había necesidad de recortar las emisiones. Ahora cambiaron el discurso: reconocen que el cambio climático es grave y hay que tomar medidas. La solución “perfecta”, dicen, es la manipulación del clima a gran escala. No implica reducir emisiones, ni cambiar los patrones de producción y consumo ­–que ellos controlan y son su fuente de lucro–, sino hacer ingeniería climática para enfriar el planeta, que renovada todo el tiempo, permitirían incluso aumentar las emisiones, porque se contrarrestan sus eventuales efectos climáticos. La geoingeniería, agregan, es una solución de “ganar-ganar”: no hay que cambiar nada y crea nuevas fuentes de negocios.
Los gobiernos de las grandes potencias muestran creciente entusiasmo frente a la perspectiva de no tener que reducir emisiones en sus fuentes y ya han comenzado a desviar recursos públicos para investigación y experimentación en geoingeniería. El 1 de setiembre, la Sociedad Real (Academia de Ciencias del Reino Unido) se sumó irresponsablemente al concierto, publicando un reporte elaborado por un selecto grupo de científicos –la mayoría involucrados en geoingeniería– que aunque reconoce que la geoingeniería implica riesgos, básicamente dice que se debe tomar en cuenta y aumentar su investigación y experimentación, como un “plan B”.
Entre las propuestas de geoingeniería está la fertilización de grandes áreas del océano con hierro o urea (para aumentar el placton, absorber carbono y bajar la temperatura del mar), lanzar inmensas cantidades de compuestos sulfatados a la estrátosfera creando una sombrilla que tape los rayos del sol, poner en órbita miles de millones de espejos que reflejen los rayos solares, manejar y desviar huracanes, inmensas plantaciones de cultivos y árboles transgénicos para agrocombustibles y sumideros de carbono, enormes parches de algas transgénicas en el mar para absorber carbono o el llamado “biochar”: quemar cantidades industriales de materia orgánica con pirólisis para enterrarlo en el suelo.
Cada propuesta en sí misma conlleva enormes riesgos y efectos secundarios. Por ejemplo, las partículas de sulfato en la estratosfera caerán luego a la tierra, produciendo la muerte prematura de 500,000 personas; la manipulación del mar por fertilización o algas transgénicas, desequilibra las cadenas alimentarias y los ecosistemas marinos; los espejos en el cielo serán manejados desde la tierra –¿que tal si deciden usarlos como arma para “freír” algún país que moleste a quién controle las computadoras? ¿Dónde irá el reflejo si hay una “caída del sistema”?
Además, todas las propuestas comparten otros impactos. Para que el clima tome nota, necesariamente deben realizarse a megaescala. Una vez puestas en marcha, no hay vuelta atrás. El clima es un sistema global y no hay forma de predecir los impactos que la manipulación climática producirá en otras regiones: los países y poblaciones más vulnerables del Sur –que no contribuyen al caos climático, pero lo sufren– podrían recibir los peores impactos, con más descontrol climático y devastación de sus ecosistemas, afectando más a los pobres, campesinos, indígenas, pescadores artesanales. Tienen además un alto potencial de usos bélicos.
Los que proponen y tiene el dinero para financiar la geoingeniería, son los que han causado el cambio climático. Aducen que esperar a un consenso global sobre el tema es demasiado lento para la gravedad de la crisis. ¿De dónde sacan autoridad moral para adjudicarse el control del termostato global?
Serán sólo “experimentos” dice la Sociedad Real. Salvo para quién sufra los impactos, que será una cruda realidad. La geoingeniería no solucionará nada y aumentará el problema. Lo único razonable es una prohibición global que impida a los nuevos señores del clima experimentar con todo y todos los demás.






*investigadora del Grupo ETC
Silvia Ribeiro es investigadora y coordinadora de programas del Grupo ETC en la oficina de México. Ha sido periodista y coordinadora de campañas en temas ambientales en Uruguay, Brasil y Suecia. Como representante de la sociedad civil, ha seguido las negociaciones de diversos tratados ambientales de Naciones Unidas. También ha sido conferencista en muchos eventos de la sociedad civil internacional en todo el mundo, sobre los impactos de los transgénicos y otras nuevas tecnologías; sobre concentración corporativa, propiedad intelectual, derechos de los pueblos indígenas y campesinos. Silvia también ha escrito gran número de artículos sobre estos temas que se han publicado en la red electrónica y en revistas y libros en América Latina, Europa y Norteamérica. Es columnista del diario La Jornada en México y miembro del comité editorial de la revista “Biodiversidad, sustento y culturas”, publicada en siete países latinoamericanos, de la revista española Ecología Política y otras.

más información sobre el tema en www.etcgroup.org

Revitalización Cultural


Décimas añú, cantar con el alma para resistir la extinción
El grupo indígena adoptó la interpretación literario-musical en los primeros años de la conquista como mecanismo de transmisión de su identidad étnica y preservar así su existencia.

Leonel López

En la segunda mitad del siglo 20, antropólogos y etnólogos coincidieron al anunciar el fin de la civilización añú. Incluso, algunos fueron tan radicales como Johannes Wilbert, quién en su obra “Los aborígenes de Venezuela” publicada en 1983 reseñó lo siguiente: “Durante las últimas cuatro o cinco décadas los añú han estado al borde de la aniquilación cultural y hoy tenemos que clasificarlos como culturalmente extintos”.
Y no era para menos el vaticinio anunciado por investigadores ante la comunidad mundial dado que los atropellos sufridos por estos pueblos indígenas durante la colonización, conquista, e incluso, de entrada al siglo 20, cuando aún eran sometidos a procesos de esclavitud, fueron motivos contundentes cuyo resultado no sería otro sino su extinción total.
Comenzando con el cacique Nigale, asesinado en 1607, se inició la era apocalíptica por parte de los españoles en contra de comunidades lacustres y rivereñas como los Aliles, Cinamaicas, Toas y Zaparas en un festín etnocida extendido a lo largo de quinientos años. En el caso del pueblo añú, no corrieron la misma suerte de aquéllos pero igual fueron degradados al ser sometidos a la esclavitud, práctica en la cual, de manera penosa se debe confesar, participaron algunos indígenas wayuu.
En un estudio titulado “Lo que cuentan cuando cantan los señores de la laguna”, de Ernesto Mora Queipo, se lee: “una vez menguadas las fuerzas para sostener la resistencia armada, los añú fueron presa fácil para el saqueo, esta vez agregando la modalidad del asalto a las rancherías de indios pacíficos, para hacerlos prisioneros y venderlos como esclavo”.
“La cacería de indios y su venta como esclavo no sólo arrasó con los pueblos de agua, sino también con los Guajiros, quienes hicieron la guerra y sometieron a esclavitud tanto a los pueblos de agua, como a los miembros de otros clanes o parcialidades del propio pueblo”, describe el citado texto.
Según refiere el ensayo, “los wayuu encontraron en la guerra y venta de prisioneros una lucrativa fuente de riqueza y continuaron practicándola durante las primeras décadas del siglo XX”.
La resistencia sutil de los añú
Luego del abreboca histórico, más de uno se preguntará que relación guarda siglos de etnocidio, aunado a vaticinios de extinción cultural añú con cantos y melodías indígenas? Sencillo. Además del proceso de aculturación experimentado por los añú, y que en su mayoría no son hablantes de la lengua tradicional, el grupo optó por aplicar otros mecanismo de resistencia como adoptar elementos de las sociedades dominantes.
“El intenso proceso de etnocidio y genocidio experimentado por los añú explica porqué los mecanismos de resistencia cultural pasaron del campo de la lucha armada y la realización pública de rituales, a ritos clandestinos y los subrepticios mecanismos de apropiación y manipulación de los recursos culturales del grupo dominante a fin de hacerlos parte de su propio patrimonio y reforzar su arsenal cultural”, resume en su obra Mora Queipo
El investigador expresa que los añú han logrado “re-definirse a través del tiempo mediante el uso de sutiles mecanismos con los cuales han mantenido un mínimo de elementos simbólicos que les permite conservar sus fronteras y lograr el reconocimiento de su identidad étnica”.
Uno de esos recursos apropiado por los añú es la composición e interpretación de ciertas formas literarios musicales conocidas como décimas-espinelas de origen español y recopiladas durante el siglo 16 por Vicente Espinel. “Esta apropiación e incorporación de las décimas a la matriz cultural añú tuvo lugar, muy posiblemente desde los primeros años de la conquista, y desde entonces le han servido para articular, redefinir y vehicular ciertos elementos culturales que fundan la identidad étnica de los añú. Uno de esos elementos fundacionales de la identidad añú fue, en la época prehispánica, y sigue siendo en nuestros días, la interpretación cantada de sus mitos de origen, cuentos y leyendas”, se agrega en el ensayo “Lo que cuentan cuando cantan los señores de la laguna”.
Palabras del alma
Por su parte, Laura Semprún, vocera principal del consejo de pescadores Waraucha Koroichi de la Laguna de Sinamaica, explica como en la actualidad se produce una revitalización de la lengua materna añú. “Muchos estudios se han realizado e incluso ya poseemos la traducción del himno nacional en nuestro propio idioma. Los añú nos caracterizamos por poetistas, además del canto de las décimas, que son inspiradas en los pescadores en sus faenas lacustres, quienes han vivido esas experiencias como el caso del decimista Pedro Palmar”, expone la lídereza.
“En las décimas, nosotros los añú manifestamos aquéllos que muchas veces no lo hablamos, melódicamente lo decimos, o a través de una poesía. Si un hombre está enamorado, simplemente puede manifestarse a través de una décima, son palabras que le salen del alma”, corrobora Semprún.
De su pasado, la vocera añú evoca algunos recuerdos de su infancia cuando, según ella, escuchó a su bisabuela entonar ciertas melodías. “Recuerdo cuando mi bisabuela cerraba los ojos y comenzaba a cantar ciertas melodías como una canción de cuna para que los niños se durmieran, recuerdo que le cantaba al agua, a la luna, al sol, a los dioses del entorno para que le diera fuerza a los niños o se calmaran si estaban tocados por algún espíritu”, rememora.
En todo caso y ya para finalizar, Ernesto Mora Queipo culmina su análisis “Lo que cuentan cuando cantan los señores de la laguna” subrayando en como los llamados “señores del agua”, para preservar su existencia recurrieron a refinados mecanismos, entre ellos mimetizarse y hacerse invisible para luego reaparecer utilizando los recursos de los grupos dominantes como ocurrió con la décimas. “La presumible agonía y extinción cultural añú podría perpetuarse por algunos siglos más, e incluso experimentar una franca reversión; y hay que estar preparado para ello porque ya parece estar e marcha la reconquista de sus espacios culturales”, concluye.

Biopiratería


Los estragos de la biopiratería en Venezuela
30 03 09
Entrevista al Ing. Julio Cesar Centeno para el periódico WAYUUNAIKI

La Biopiratería
Los pueblos indígenas suramericanos se encuentran prácticamente indefensos ante la biopiratería, actividad nefasta generada por intereses estratégicos, económicos y políticos de las empresas transnacionales y los gobiernos de los países de donde provienen.
La biopiratería comprende tanto la apropiación de los recursos biológicos y genéticos de los países en desarrollo, particularmente los países ricos en bosques tropicales, como la apropiación de los conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas relacionados con dichos recursos. Para legalizar la usurpación se procede al registro de patentes, las cuales son luego protegidas por los convenios multinacionales o bilaterales sobre los derechos de propiedad intelectual, a su vez impuestos por los países y empresas usurpadoras al resto del mundo.
Las empresas multinacionales se encuentran en una feroz competencia por patentar cualquier forma de vida o recurso genético que les sea permitido, frecuentemente apropiándose de lo que no les pertenece y despojando de sus derechos a los legítimos propietarios. Esto incluye patentes sobre plantas, animales, procesos biológicos y registros genéticos naturales, incluyendo fracciones genéticas de seres humanos.
El despojo se extiende también a conocimientos ancestrales de comunidades indígenas que puedan generar beneficios económicos, estratégicos o políticos para los usurpadores. Los usurpadores son normalmente empresas transnacionales, gobiernos, instituciones científicas o ambientalistas de países industrializados. Las víctimas son normalmente países en desarrollo y sus comunidades indígenas.
Casos de Biopiratería
Una institución norteamericana llamada International Plant Medicine Corporation patentó la Ayahuasca, una planta considerada sagrada por muchos pueblos indígenas de la Amazonia, utilizada por siglos en ritos espirituales y curativos. Fue patentada el 17 de junio de 1986 con el número 5.571 en la Oficina de Patentes y Registro de Marcas de Estados Unidos, a nombre de Loren Illar. La patente fue cancelada trece años después, tras un largo período de litigio en la capital de los Estados Unidos.
En 1994, dos presuntos científicos de la Universidad de Colorado patentaron la Quinua, un cereal muy rico en proteínas y que forma parte de la dieta de millones de indígenas y campesinos en los Andes suramericanos. Su composición protéica es superior a la del maíz, el arroz o el sorgo. La patente quedó registrada bajo el número 530471.
La empresa DuPont patentó en el año 2001 una variedad de maíz cultivada en México por generaciones. Estas patentes han logrado ser revocadas tras las denuncias de organizaciones indígenas, pero cientos de otras han pasado desapercibidas.
Dos empresas multinacionales, Pure World Botanicals y Biotics Research Corporation, han disputado patentes sobre la Maca, conocida también como el viagra natural. La Maca ha sido parte de la dieta y de la farmacología de los pueblos indígenas de los Andes peruanos por siglos. Sin embargo, a Biotics Research Corporation se le otorgó una patente en Estados Unidos, número US 6093421, de fecha 25-06-2000, para comercializar la Maca como propulsor de los niveles de testosterona. Mientras que Pure World Botanicals registró una patente en la Oficina Europea de Patentes, número 6267995, de fecha 31-07-2001, para comercializar la Maca con fines farmacéuticos.
La biopiratería se ha convertido en un robo sistemático de gigantescas proporciones. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estima que la industrial farmacéutica de los países industrializados genera un beneficio anual de 30.000 millones de dólares sólo a partir del uso farmacológico de planas medicinales de los países en desarrollo.
Los Recursos Genéticos
Los países industrializados de Norteamérica y Europa son, en a actualidad, lamentablemente pobres en recursos genéticos. Esta situación es consecuencia de las prácticas depredadoras y destructivas de los recursos naturales, característica de sus modelos de desarrollo.
Mas del 75% de los recursos genéticos del planeta se encuentra en los países en desarrollo, asociados principalmente a los bosques tropicales naturales, la mitad de los cuales se encuentran en la Amazonia y la Orinoquia suramericana.
La humanidad se encuentra a la vez en una etapa de transición de la época de la electrónica a la época de la genética. El patrimonio genético de los países tropicales, en particular el de los países amazónicos, es así una de sus principales riquezas estratégicas, económicas y políticas. No debe así sorprendernos que se haya desatado una poderosa y muy bien articulada estrategia, por parte de los países mas poderosos del planeta y sus empresas transnacionales, para apoderarse de esta fabulosa riqueza natural.
Biopiratería en Venezuela
Venezuela es uno de los ocho países mas ricos en diversidad genética del mundo. Esta diversidad se encuentra estrechamente vinculada a los bosques naturales del país.
El reconocimiento de los derechos de las poblaciones indígenas en la constitución nacional, incluyendo el derecho sobre sus territorios ancestrales, genera una estrecha relación entre biodiversidad, recursos genéticos y poblaciones indígenas. La apropiación de los recursos genéticos y de los conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas, por corporaciones y centros de investigación transnacionales, implica el despojo de uno de los recursos más importantes tanto de las comunidades indígenas como de la nación venezolana.
Venezuela ha sido, y continúa siendo, víctima de la biopiratería. La nefasta presencia de la nefasta organización norteamericana Las Nuevas Tribus durante décadas en las selvas venezolanas contribuyó no solo a destruir el patrimonio cultural, mitológico y religioso de comunidades indígenas. Sirvió también para realizar exploraciones para la localización, identificación y cuantificación de recursos minerales y biológicos de carácter estratégico, así como para el saqueo de buena parte de los conocimientos ancestrales de las comunidades indígenas que sufrieron su presencia.
La actividad delictiva de las Nuevas Tribus en territorio venezolano no sólo estuvo frecuentemente respaldada por los gobernantes de turno, sino que con frecuencia se recurría a violaciones flagrantes de la legislación vigente para facilitar el despojo del país.
A finales del año 1998, durante el período de transición de gobierno entre el presidente saliente Rafael Caldera y el presidente entrante Hugo Chávez, el Ministerio del Ambiente de Venezuela firmó un contrato con la Universidad Federal de Zurich, Suiza, en el que otorga derechos de acceso a los recursos genéticos y a recursos "intangibles" del territorio Yanomami. Los 'intangibles' incluyen los conocimientos y prácticas ancestrales de las comunidades indígenas. Dicho contrato fue suscrito sin la debida notificación a las poblaciones Yanomami y sin su consentimiento. El contrato representa un inusitado saqueo de los conocimientos ancestrales de los Yanomami y de la biodiversidad genética de su territorio.
El contrato explícitamente le otorga al colegio Eidgenössische Technische Hochschule (ETH) de Zürich, Suiza, una concesión para el accesso a los recursos genéticos y sus productos derivados "...con fines de investigación, prospección biológica, conservación, aplicación industrial y aprovechamiento industrial, entre otros".
También incluye el acceso y aprovechamiento de los componentes intangibles. Estos se definen de la siguiente manera: "Todo conocimiento, innovación o práctica, individual o colectiva, con valor real o potencial, asociado al recurso genético o sus productos derivados, o al recurso biológico que lo contiene, protegido o no por regimenes de propiedad intelectual".
La entrega fué total, incluyendo el registro de patentes de comercio e industrialización. Los posibles beneficios se reparten entre la Universidad Federal de Zurich y el Ministerio del Ambiente de Venezuela. El Ministerio se conforma con el 20% "...de los derechos de regalías por patentes, comercialización e industrtialización de los productos o sustancias que se deriven de las investigaciones y descubrimientos del uso de los recursos genéticos otorgados en concesión al ETH". El 80% restante es para los Suizos.
Los indígenas fueron excluidos de las negociaciones de sus propios conocimientos y prácticas ancestrales. Fueron también excluidos de la repartición de los beneficios que pudieran derivarse. El contrato deja unilateralmente a juicio del ETH la decisión final sobre el otorgamiento a los indígenas de un porcentaje de los beneficios derivados del contrato de concesión, a través de posibles negociaciones directas con los indígenas, sin la participación del estado venezolano.
De esta manera, el Ministerio del Ambiente, en representación ilegítima de todos los venezolanos, se hace partícipe de un grotesco e inusitado despojo del conocimiento ancestral de las comunidades Yanomami.
Los Yanomami se encuentran en el corazon del Amazonas, en donde los indices de biodiversidad se encuentran entre los mas altos registrados en el mundo. Su cultura se ha desarrollado en estrecha vinculación con su entorno natural, acumulando conocimientos y refinando sus relaciones con las selvas que les han servido de hogar durante miles de años. Sus legítimos derechos sobre sus propios conocimientos ancestrales, y sobre los recursos genéticos en sus territorios, fueron ignorados.
El insólito contrato incluye además un pago de 30% de su costo "para las comunidades indígenas involucradas cuyo conocimiento esta siendo utilizado". El costo del contrato se establece en 30.000 francos suizos, unos 18.000 dólares. Ese pago es además negociable, por lo que podría al final convertirse en el motor de una lancha, o cualquier otra cosa.
El Congreso Nacional de aquella época había aprobado una nueva Ley de Biodiversidad el año anterior. Pero, coincidentemente, el presidente Caldera la devolvió a la Procuraduría "para su estudio". En el período intermedio se agiliza la entrega de los permisos necesarios para realizara esta investigación, cuando el país carecía de legislación adecuada sobre la materia.
El contrato lo firma Rafael Martinez Monro, Ministro del Ambiente, en representación de la República de Venezuela, sólo días antes de la toma de posesión del presidente Hugo Chávez. El Ministerio del Ambiente se caracterizó por ser uno de los brazos mas corruptos de la administración del presidente Rafael Caldera. En representación del ETH aparece la firma de su vicepresidente, Albert Waldvogel.
Este nefasto contrato incluía la comprobación fitoquímica del potencial medicinal de las plantas utilizadas por los Yanomami en sus prácticas mágicas o medicinales. Algunos de los análisis fitoquímicos y biológicos se harían en la Facultad de Farmacia de la Universidad Central de Venezuela. Los demás en Suiza. El proyecto incluía además:
¨ El análisis de"... la distribución de las plantas medicinales, los venenos y las plantas mágicas entre los Yanomami".
¨ Una determinación de la distribución de los recursos botánicos medicinales en el territorio Yanomami.
¨ Una evaluación cuantitativa de esos recursos.
¨ Un análisis de las estrategias culturales de los Yanomami para el manejo de estos recursos.
El proyecto incluía, en realidad, una compilación de la farmacopea Yanomami en Venezuela.
Los conocimientos ancestrales del pueblo Yanomami sobre plantas medicinales, venenos y plantas mágicas, son también parte del estudio. Con este propósito se incluyen entrevistas de los investigadores con los Yanomami "...sobre el uso y cuidado de plantas medicinales".
Un año después de este vergonzoso caso, característico de las prácticas de la época y el trato denigrante a los pueblos indígenas, se aprobó la nueva constitución nacional. El artículo 124 establece: "Se garantiza y protege la propiedad intelectual colectiva de los conocimientos, tecnologías e innovaciones de los pueblos indígenas. Toda actividad relacionada con los recursos genéticos y los conocimientos asociados a los mismos perseguirán beneficios colectivos. Se prohibe el registro de patentes sobre estos recursos y conocimientos ancestrales"
Lamentablemente, es escaso el avance práctico para hacer cumplir este y otros precepto constitucionales. Las selvas de Imataca, del Caura y del alto Orinoco son sólo algunos de los territorios que se han convertido en campo libre para la bio-prospección, la exploración y cuantificación de recursos biológicos, genéticos y farmacológicos por parte de grupos pseudo-científicos y pseudo-ambientalistas, tanto internacionales como nacionales. Urge que tanto el gobierno nacional como los pueblos indígenas eleven su nivel de consciencia sobre las amenazas para sus propios intereses tras este tipo de actividades, enmascaradas en presuntas iniciativas científicas, ambientalistas o humanitarias.
Una fundación privada operando en Venezuela, FUDECI, ha creado una base de datos llamada Biozulua. Incluye cientos de registros sobre recursos animales, vegetales y minerales utilizados por las comunidades indígenas del Amazonas venezolano y su localización geográfica a través de posicionamiento GPS. Organizaciones indígenas venezolanas, tales como Conive y Orpia han denunciado que las actividades de FUDECI se realizaron sin el consentimiento previo de las comunidades afectadas, y que la mayor parte de la información fue suministrada sin estar debidamente informados que pasaría a formar parte de una base de datos propiedad de FUDECI. Nada impide que esta organización comercialice la información recolectada. La fundación reconoce que entre sus actividades se encuentran el "Rescate de Conocimiento Ancestral" y el "Biocomercio". Las organizaciones indígenas solicitan la intervención de las autoridades nacionales para evitar que se comercialice con la información y para que el manejo de dicha base de datos sea reservado a las comunidades indígenas.
Investigadores de la Universidad de California pretenden haber "descubierto" un agente anti-inflamatorio llamado pseudopterosin, obtenido deL Pseudopterogorgia elisabethae presuntamente en aguas venezolanas del Mar Caribe. Este producto forma parte de una crema comercializada por la empresa Estee Lauder llamada Resilience. La organización canadiense RAFI estima que sólo entre 1998 y el año 2000 esta patente le generó a la Universidad de California regalías por mas de 750.000 dólares. La universidad también ha llegado a acuerdos de comercialización sobre el mismo producto con otras dos empresas, OsteoArthritis Sciences Inc y Nereus Pharmaceuticals. Ya para el año 2000 se estimaban beneficios millonarios por este concepto.
Conclusiones
La constitución nacional explícitamente prohibe el registro de patentes sobre los recursos genéticos y sobre los conocimientos ancestrales de comunidades indígenas. Sin embargo, el Convenio de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica si los permite, amparando así las actividades delictivas que sobre esta materia proliferan sin control en las selvas tropicales suramericanas.
En consecuencia, urge una acción conjunta y coordinada tanto por los gobiernos de los países amazónicos, como por los diferentes grupos indígenas de la región, para establecer mecanismos que impidan y penalicen la biopiratería, la expropiación de recursos genéticos y el saqueo de los conocimientos ancestrales de las comunidades indígenas.



Julio Cesar Centeno es un especialista forestal venezolano. Fue uno de los principales negociadores del Acuerdo Internacional de la Madera Tropical, sirviendo como vocero de los países tropicales. Ha servido como asesor de la Secretaría de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo [UNCED 92]. Director del instituto Forestal Latino Americano (1981-1991).
Profesor del Centro de Estudios Forestales de Postgrado de la Universidad de los Andes, Venezuela. Profesor visitante del Departamento de Política y Economía Forestal de la Universidad de Viena, Austria (1999). Delegado oficial de Venezuela en múltiples negociaciones internacionales sobre bosques. Investido por el Príncipe Bernhard de Holanda con la Orden del Arca Dorada.
Miembro del primer Consejo Directivo del Forest Stewardship Council (FSC). Miembro del Consejo Directivo de SGS-Forestry in Oxford, Reino Unido. Vicepresidente de la Fundación TROPENBOS en Holanda (1994-2000).

Crisis globales


Motines del hambre
Ignacio Ramonet

Publicado en Le Monde Diplomatique
Ya son más de treinta y siete los países en los que la inseguridad alimentaria ha provocado protestas. Las primeras tuvieron lugar en México el año pasado por el aumento exagerado del precio del maíz. También en Myanmar (antigua Birmania) la insurrección de los monjes, en septiembre de 2007, comenzó por manifestaciones de descontento contra la carestía de los alimentos. Y en las últimas semanas hemos asistido a tumultos en diversas ciudades de Egipto, Marruecos, Haití, Filipinas, Indonesia, Pakistán, Bangladés, Malasia y sobre todo de África Occidental (Senegal, Costa de Marfil, Camerún y Burkina Faso) (ver "Crisis cerealera", págs. 16 a 18).
Son rebeliones de los más pobres y limitadas al ámbito urbano. El campesinado, por el momento, no se ha amotinado, y las clases medias no se han sumado al alboroto. Pero lo harán si los precios de la comida siguen aumentando. Y éstos subirán pues lo paradójico de la situación es que nunca la producción agrícola había sido tan abundante. O sea que la carestía actual no se debe a la penuria, sino a otros factores. Habrá pues nuevos amotinamientos por hambre y durante un largo periodo. Que se traducirán por nuevas oleadas de emigración. Pues la comida representa hasta el 75% de los ingresos de las familias de países pobres, contra un 15% en los países ricos. Para prevenir las próximas algaradas, algunos Gobiernos ya han multiplicado las medidas: Kazajistán ha suspendido todas sus exportaciones de trigo, Indonesia ha decidido limitar las de arroz, Filipinas ha declarado la guerra a los especuladores, y Argentina, Vietnam y Rusia han restringido sus ventas de trigo, arroz y soja al extranjero. Pero los precios siguen en alza. Desde marzo de 2007, el valor de los productos lácteos ha subido un 80%, el de la soja un 87%, y el del trigo, un 130%. El Banco Mundial, que no está exento de responsabilidad (léase, p. 32, el artículo de Serge Halimi), afirma que estos aumentos han empujado al abismo de la miseria a más de cien millones de habitantes de los países pobres. Y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola estima que por cada aumento de 1% del coste de los alimentos de base, 16 millones de personas se ven sumergidas en la inseguridad alimentaria. Lo cual significa que 1.200 millones de seres humanos podrían padecer hambre crónica de aquí a 2025. ¿Por qué aumentan los precios de la comida? Esencialmente, por cuatro razones. Primero porque la elevación del nivel de vida de países como China, la India y Brasil ha modificado los hábitos alimentarios. Se consume más carne, luego hay que criar más ganado. El cual consume una parte importante de las cosechas de cereales. Las nuevas clases medias comen más veces a la semana carne de pollo y de cerdo, y estos animales se nutren a base de soja y de maíz. Como la población mundial va a seguir creciendo y el poder adquisitivo de muchas personas va a continuar elevándose, se producirá un cambio estructural. El ecologista Lester Brown lo anuncia: "Cuando los chinos consuman tanta carne como los estadounidenses, absorberán el 50% de los cereales del mundo" (1). Segundo, porque una parte de la producción alimentaria (caña de azúcar, girasol, colza, trigo, remolacha) se destina ahora a la producción de agrocarburantes. Las tierras y los cultivos que se dedican a esa actividad ya no dan alimentos para los seres humanos. Y esto también se va a agravar. La Unión Europea ha decidido que un 10% del total de hidrocarburos consumidos de aquí a 2020 deben ser agrocarburantes. Y el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, pide que sea un 15%, de aquí a 2017. A tal punto que países con déficit alimentario como Senegal o Indonesia han resuelto producir agrocarburantes en vez de vegetales comestibles. Responsable en parte de esta situación, el Fondo Monetario Internacional afirma que entre un 20% y un 50% de las cosechas mundiales de maíz y de colza ya están siendo desviadas para elaborar carburantes. Tercero, porque el estallido de los precios del petróleo -por encima de 115 dólares el barril- encarece el coste de los transportes, en particular el del traslado de los artículos del agro y por consiguiente el valor de los alimentos. Cuarto, por efecto de la especulación financiera. Huyendo de la crisis de los subprime , los fondos de inversiones apuestan en este momento por los productos alimentarios: soja, trigo, arroz, maíz. Son valores refugio. Los fondos compran y almacenan apostando por el alza. Como los acaparadores de siempre, los nuevos especuladores no dudan en enriquecerse con las hambrunas que ellos mismos contribuyen a crear. Se estima que la especulacion está causando un 10% de las subidas de los alimentos. Los países ricos se comprometieron hace tiempo a consagrar el 0,7% de su Producto Interior Bruto al apoyo de los países pobres. Muy pocos han cumplido esa promesa. En su conjunto, el año pasado la ayuda disminuyó un 8,4%. ¡Y la asistencia a la agricultura de los Estados del Sur bajó, en los últimos veinte años, un 50%! ¿Cómo extrañarse de la proliferación de los motines? ¿A qué se espera para crear, por fin, un gran Fondo Mundial contra el Hambre?

Poco ha cambiado la historia del pueblo wayuu desde que empezó el proyecto colonizador Cada 9 de agosto y desde 1994 se celebra el día i...